O-PCE experience trip report
Salí de expedición con O-PCE, preguntándome si tenía capacidad para provocar los llamados efectos disociativos. Con la sensación de ansiosa anticipación, preparo mi entorno poniendo una atmósfera en la que la iluminación sea suave y la música relajante para que pueda ir bien con el viaje que me espera.
Después de realizar la medición muy cuidadosamente con una escala de miligramos fiable, introduje en la jeringuilla la dosis determinada con precisión de 20 mg de O-PCE. Una vez que el agente empezó a hacer su trabajo, la mezcla de expectación y aventura me venció junto con el ligero nerviosismo. Esta sensación es, de algún modo, una indicación de la curiosidad que siente alguien por la actividad y los resultados previstos.
Al cabo de una media hora, las primeras trazas de O-PCE hicieron su efecto. ¿Qué me estaba pasando? Se elevó un misterioso distanciamiento de mi entorno, al tiempo que surgió una aliviadora sensación de torpeza y falta de espacio. Los cambios a las distintas fases de la experiencia provocaron una relajación de mi percepción ordinaria y, finalmente, causaron un desapego del mundo físico en el que me encontraba.
Me sentí literalmente abrumada por algo que parecía increíblemente real, y los límites entre el yo y la realidad empezaron a desvanecerse. Me sentía perdida en un mundo de autocontemplación, el tiempo y el espacio parecían irreales desde donde me encontraba. Enfrentándose a las limitaciones del espacio y a la falta de oportunidades para intercambiar puntos de vista, surgió una comprensión nueva y más profunda de uno mismo, un viaje espiritual que puso de relieve la conciencia y la vida.
La percepción aumentada de los sentidos habló como uno de los acontecimientos notables de esta excursión. La profundidad e intensidad de Colors estaban en su punto álgido y las canciones resonaban en una habitación inexplicablemente inmensa dentro de mi cabeza. Sin embargo, el sentimiento de calma permaneció intacto, lo que me permitió contemplar con agudeza el sentido acompañante, con cierto desapego.
Experimenté diversos efectos físicos, como aceleración del ritmo cardiaco y sensación de desorientación, aunque fueron suaves y se manejaron con facilidad durante el vuelo. Los efectos se disiparon gradualmente al cabo de unas horas y luego siguió la larga meditación. Me hice una breve idea de cuál es la verdadera naturaleza de la mente y empecé a reflexionar sobre la cuestión de qué es real y qué soy yo.
Al final, mi experimento con la OPCE resultó ser una misión profunda e introspectiva. Fue una experiencia intensamente emocional y, a veces, demasiado para mí, pero planteó ciertas cuestiones relacionadas con el funcionamiento de la mente y la conciencia. También tendré en cuenta las experiencias futuras con una comprensión y un respeto más profundos de las complicadas naturalezas de los estados alterados de conciencia.